noviembre 19, 2013

La siesta


Está demostrado científicamente que una siesta de no más de 30 minutos (más tiempo puede trastocar el reloj biológico natural y causar insomnio por la noche) mejora la salud en general, la circulación sanguínea y previene el agobio, la presión y el estrés.

Además, favorece la memoria y los mecanismos de aprendizaje y proporciona la facultad de prolongar la jornada de trabajo al poderse resistir sin sueño hasta altas horas de la noche con poca fatiga acumulada.

 

El término siesta data del siglo XI y proviene de una de las reglas de San Benito: reposo y tranquilidad en la hora sexta, del latín, lapso de tiempo comprendido entre las 12 y 15 horas del día. Según este abad de Nursia, en la región de Umbría (Italia), todos los religiosos debían recostarse en el lecho en total silencio para descansar y retomar energías para el resto del día.

La siesta tiene su explicación biológica, es una consecuencia natural, ya que tras la ingesta de alimentos la sangre desciende desde el sistema nervioso hacia el digestivo. Esto produce una somnolencia que es proporcional a la cantidad de alimentos ingeridos. Teniendo en cuenta las proporciones de la comida española, se entiende la devoción ibérica por dicha rutina.

Pero no son los españoles los únicos en disfrutar y tener la fama de esa costumbre, en Alemania un 22% de personas incluye la siesta en su vida cotidiana, en un 15% los italianos, el 14% los británicos y hasta los portugueses se han unido con un 6%. Asi que como dice el refrán "cría fama y échate a dormir".

 

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